La debilidad religiosa de muchos cristianos latinoamericanos tiene como una de las causas fundamentales la falta de una formación seria, consistente, que no posibilita “dar razón de la propia fe” y menos transmitirla a otros. El autor nos recuerda que Aparecida opta por un tipo de formación cristiana sistemática e integral realizada a través de procesos en los que distingue: el anuncio kerigmático, como hilo conductor del itinerario formativo; la iniciación a la vida cristiana, donde se ha de iniciar la formación integral; y la catequesis permanente, de acuerdo con el desarrollo de las personas y al servicio que están llamadas a prestar en medio de las exigencias de la historia.