Theodor Herlz, el visionario del Estado judío, antepuso al título de su novela Altneuland (La Viena Nueva Tierra, 1902) el lema “Si lo queréis, entonces no es ningún cuento”, lo que no era otra cosa que una llamada a hacer realidad una utopía. Con ello, Herlz se situaba en la tradición de las generaciones de visionarios, e incluso utopistas, que había producido la historia judía.