La respuesta pastoral y la reflexión teológica de la Iglesia en relación con la movilidad humana, y la migración en particular, nacen en el contexto de la misión como imperativo y exigencia intrínseca de la fe, en un momento histórico de grandes migraciones. El carisma de Juan Bautista Scalabrini, del que participo, es el compromiso por la causa de los emigrantes, asumido como responsabilidad eclesial, que abarca la dimensión religiosa, política y social, y desencadena un proceso de profundización sobre lo que significa y representa la emigración, lo que ofrece y reclama en la Iglesia y en la sociedad.