Los temas que vienen de lejos, sobre todo si implican contenidos éticos o religiosos, van llenándose de pre-juicios teóricos y de carga emocional. Llegan sobredeterminados a la consideración actual, de suerte que resultan primordiales tanto el esfuerzo cuidadoso por buscar la claridad del concepto como la serenidad emotiva. Sólo así se evitarán tanto la hipercrítica agresiva como la hiperdefensa apologética.