La cuestión que nos ocupa hace referencia, en primer lugar, al corazón de lo que es el cristianismo como tal, en su configuración histórica real y en su elaboración original en el centro de la Antigüedad tardía, heredera del monoteísmo judío y articulada sobre una matriz cultural al mismo tiempo politeísta y entreverada de diversas recomposiciones religiosas. Esta misma temática ocupa un lugar central a lo largo de toda la historia del cristianismo: en las síntesis medievales (debates sobre el Uno y la consistencia del ser) así como en el corazón de las transformaciones ligadas a la llegada de los tiempos modernos (oscilación entre el teísmo estricto y el panteísmo). La cuestión del monoteísmo aparece igualmente de forma notoria en la crítica dirigida hoy día al cristianismo como religión dominante de Occidente, frente a los paradigmas denominados posmodernos, al descubrimiento de otras formas religiosas, a la justificación crítica de su propio pasado, etc.