Permítaseme comenzar con una anécdota. En 1988 se me pidió que diera una serie de conferencias dentro de un programa de formación continua para miembros del clero de una diócesis recién constituida. El primer día, el obispo me invito a tomar un aperitivo en su despacho. Mientras estábamos allí conversando, me confeso que no había leído completo de teología desde su ordenación sacerdotal...