El concilio Vaticano II deposito en la Iglesia un fuerte ardor misionero y de diálogo con el mundo actual, elevado a la juventud a un cierto protagonismo en la Iglesia y en la sociedad. La Iglesia supo expresar su rostro joven, apoyando sus fuerzas y esperanza en la esperanza que la juventud suscitaba en ella, como camino y propuesta del Reino. Pretendemos presentar en este artículo la esperanza que la Iglesia conciliar y posconciliar depósito en la juventud...