Deben afirmarse cinco realidades esenciales sobre el hecho del sufrimiento: su inevitabilidad; su contextualización por la felicidad humana; sus fundamentos en la analogía, la univocidad o la equivocidad; su relación con un Dios compasivo; sus múltiples causas, la cuestión del sufrimiento ha sobre pasado en nuestro tiempo a la cuestión del mal. La cruz como el símbolo central del cristianismo, a la vez que escandaliza remite a un Dios oculto que reacciona tanto al mal como al sufrimiento.