El deseo del papa Juan XXIII de promover una reforma del Código de Derecho Canónico que fuera como el fruto del Concilio Vaticano II tardo veinte años en cumplirse. El nuevo Código debería reflejar la teología, más especialmente la eclesiología, del Concilio. ¿Se consiguió este objetivo? Este artículo analiza los aciertos y los fallos del intento, tanto en la estructura del nuevo cuerpo legal como en su contenido. También muestra lo deseable que sería, en el momento actual, una nueva revisión, no solo para corregir los fallos iniciales, sino también para recoger la evaluación que se ha producido en los más de treinta años de vigencia del Código. La actividad legislativa de la Iglesia no se detuvo en 1983. Son muy numerosos los cánones afectados por las disposiciones más recientes. Seria, pues, el momento de llevar a cabo una nueva codificación integradora de la vida actual de la Iglesia.