Docentes y alumnado se embarcan en una aventura interior: descubrir la paz en el interior de cada uno para poder compartirla con sus compañeros y compañeras y crear un ambiente educativo mágico, un verdadero espacio de paz. Con esta experiencia hacen de la paciencia, la tolerancia y la serenidad, valores cotidianos; del respeto y el amor, la forma de relacionarnos, y de la relajación y la reflexión, actividades habituales del día del centro.