En el contexto de la escuela en Colombia, reconocer los desarrollos cognitivos de los y las estudiantes, en particular de aquellos que experimentan situaciones de desventaja (biológica, social, lingüística, emocional...), es cada vez una necesidad más imperante (Lopera, 2012), frente a la cual los docentes a menudo expresan no estar preparados. El resto, por lo tanto, radica no solo en las respuestas educativas dentro del aula de clase sino que se extiende a los procesos formativos en las aulas universitarias y en la educación continuada.