El presente ensayo es una reflexión sobre el papel de la educación superior en el siglo XXI y, de manera particular, sobre la formación de la práctica docente desde una concepción de la artesanía del pensamiento, con tres ejes: curricularización de la producción intelectual, aplicación de la inter y la transdisciplinariedad a la par de la especialización de las disciplinas y resignificación de la didáctica.