En nuestra institución, hace algunos años teníamos un ambiente escolar bastante complejo: la violencia escolar, la resistencia al cambio y la falta de compromiso de los maestro eran la norma. El trabajo en equipo era mínimo y producto de la conformación de grupos. Los recursos no se priorizaban y la imagen institucional era negativa. Por lo tanto, el rendimiento escolar y las evoluciones externas eran bajas.