A partir de la relectura de pensadores como Emmanuel Mounier y Paulo Freire, el autor entiende el oficio de maestro como el de una persona conocedora a fondo de su trabajo, enamorada de él, y comprometida con el "mundo" que rodea la educación. Concibe así a un docente con las ideas claras, que se preocupa por el qué y el cómo hay que enseñar, pero también por el porqué y el para qué hacerlo.