En los vertebrados, el cerebro se divide en tres vesículas: prosencéfalo, mesencéfalo y rombencéfalo. Este último da lugar a regiones adultas anatómicamente distintas, a saber, el cerebelo, el puente y la médula oblonga. Sus funciones incluyen el control de procesos fisiológicos básicos, entre otros, la respiración, el ritmo cardÍaco, la circulación sanguínea o la coordinación motora. El cerebelo tiene un período de desarrollo muy largo: desde el principio de la embriogénesis hasta los primeros años posnatales. Este proceso prolongado lo hace vulnerable a un gran espectro de trastornos del desarrollo.