Los jóvenes y el propio sistema educativo necesitan un proyecto formativo y profesional entre la enseñanza obligatoria y la postobligatoria que responda a los desafíos a los que se enfrentan. Una formación inicial de calidad y un itinerario que guíe hacia la profesionalización deben ser puntales básicos del mismo. En este artículo se presentan ideas para redefinir la práctica orientadora.