Comenzó utilizando la papiroflexia para motivar al alumnado que llegaba a sus clases con historias de fracaso escolar, baja autoestima y escaso apego a los estudios. Enseguida cayó en la cuenta de que tenía en las manos un buen recurso para enseñar contenidos matemáticos, desarrollar habilidades sociales e impulsar la inteligencia en sus múltiples facetas. Ama las matemáticas, le apasiona la papiroflexia y, sobre todo, siente especial debilidad por los alumnos con dificultades