La experiencia de Jesús resucitado es siempre novedosa y sorprendente, de manera que debe presentarse con aspectos constructivos como el cumplimiento de promesas y regalos tanto personales como comunitarios, que impulsen procesos comunitarios y abran campos de pastoral dinamizados por la fuerza del Resucitado. A partir del comentario bíblico de Jn 20, 19-23 se presenta la posibilidad de crecer en ámbitos pastorales y comunitarios con personas sanadas, en paz, bajo el impulso del Espíritu Santo que conduzca a fortalecer las relaciones con el perdón y la misión.