El artículo intenta comprender el nomadismo de los tránsitos y devenires recurrentes de niños y jóvenes varones prostituidos, respecto de sus identidades sexual y social, de sus relaciones con el hábitat de la calle y con sus habitantes, y de sus localizaciones y desplazamientos estratégicos de mercado; se pregunta también por los recorridos vitales y espaciales de los clientes. Busca, en suma, revelar la racionalidad de la errancia que posibilita el encuentro de la oferta y la demanda en el mundo de la prostitución masculina, que harto nos dice sobre ajuste a las normas y puntos de fuga, sobre los márgenes por los que el deseo transita.