Las escuelas situadas en entornos rurales saben que el mundo que les rodea es cambiante y que deben conocerlo para poder adaptarse a él. Hay que aprovechar este potencial del saber adquirido y la oportunidad de poder aprovechar la diversidad que le es intrínseca para seguir ofreciendo un modelo de escuela de calidad que debe reflexionar sobre lo que hace, sobre cómo lo hace y sobre qué debe hacer para mejorarlo.