Hegel prácticamente no habla del derecho romano, sino del derecho abstracto: ¿por qué, pese a conocerlo, no lo menciona como tal? Aclararlo exige volver a lo que mienta el griego dike y el latino ius. Recien a partir de esto se advierte cómo es que, sobre esta base, y sobre lo que abre Kant, al convertir la libertad en principio supremo, Hegel construye su propia concepción del derecho, asentada en su comprensión del espíritu.