Un reloj de sol, un pentagrama de hierro, un ajedrez de enormes dimensiones, un teatro clásico, una caseta meteorológica, un bosque, un chozo, una charca... En total, más de siete mil metros cuadrados que se han acondicionado para convertir el patio de recreo en un espacio didáctico, multidisciplinar, lúdico, estético y habitable. El aula ya no es el único lugar de aprendizaje.