Cuando se presta atención a los jóvenes y se indaga sobre su forma de comunicarse y de aprender, es fácil llegar a la conclusión de que la Educación Secundaria vigente no responde ni a sus expectativas ni a los retos de la sociedad actual. A pesar de las dificultades, los centros intentan cambiar inercias, pero requiere un proyecto social que permita a los jóvenes aprender con sentido y escribir su propia historia. Otro relato es posible para la Secundaria.