La medición de los efectos de las acciones de márketing, la medida de su eficacia y de su rentabilidad, es decir, la medición del ROI, es un elemento clave para la planificación y el control de la función de márketing. Aunque, para un gran número de empresas, esto continúa siendo un reto, cada organización debería contar con sus propios indicadores, adaptados a su realidad empresarial y atendiendo a una estrategia clara, ya que una de las funciones más importantes de estos sistemas es, precisamente, constituirse en factores de diferenciación.