En el contexto de la crisis terminal del modelo neoliberal, que ha generado pobreza y desigualdad extremas en todo el mundo, en donde debido a la injustica social, la corrupción, la impunidad en todos los niveles, la inoperancia de las estructuras y actores políticos, es común la desesperanza. Se ha dicho de manera insistente que la educación debe convertirse en el instrumento privilegiado para superar la crisis y promover el desarrollo de las sociedades mundiales de una manera mucho más equilibrada; sin embargo, en nuestro país esto aún se encuentra como mero discurso, debido al gran peso de las estructuras político-administrativas y su capacidad de control e imposición, pero principalmente, a la ausencia de motivaciones
críticas de quienes tienen la responsabilidad de hacer operativos los procesos educativos: los maestros. Y esto vale para cualquier nivel educativo, desde la educación básica hasta los posgrados