La posibilidad de una arquitectura estrictamente funcional, aceptada en las primeras décadas del siglo XX, procede del siguiente argumento: en arquitectura, como en la naturaleza, la forma sigue (o debe seguir) a la función. El soporte material de dicho argumento fue la casa inglesa, supuestamente generada desde adentro hacia afuera, atendiendo exclusivamente a los usos. En está obra se aborda este tema a detalle Reproducción digital