El presente artículo pretende aclarar el hecho de que un grupo reducido de personas que ejercen una actividad, presión u oficio, y decide actuar de forma reprochable o contraria a la ley, no puede ser pretexto para estigmatizar la profesión misma: la situación descrita, es la que ha tenido que afrontar el hackerismo por la mala publicidad que, por desconocimiento y desinformación, se ha dado de hechos aislados, creando en el imaginario público una imagen negativa del hacking, emitiendo comentarios lesivos ("hacker roba banco"), frente a lo cual se recomienda llamar delincuente a la persona que comete un delito, independiente de la profesión que ejerza, y abstenerse de emitir juicios de valor sobre su profesión u oficio.