En la lucha interna de nuestras naciones centroamericanas, en pro de un progreso y de una madurez actuales, nos enfrentamos a problemas, que en su prolongada raigambre, suponen un peso muerto, un frenazo en nuestras aspiraciones. Es frecuente formular juicios, más o menos reales, más o menos pesimistas, que lanzados a la publicación inquietan y por lo mismo hacen reflexionar. Por doquier recogemos comentarios: Se habla de inestabilidad política, de excesiva ligereza, de escasa madurez, de frecuentes revoluciones poco pensadas, de falta de moralidad, de continuos divorcios… etc. Vista de conjunto bastante real, pues no podemos negar que esas realidades tienen convivencia aceptada en los diversos ramos de la vida privada, pública y profesional.
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