A principios de febrero de 1987 se corrió una encuesta de opinión pública entre una muestra de 1081 adultos, representativa de la población urbana de El Salvador, con un margen de error del 3 por ciento. Los resultados muestran la profunda insatisfacción de la población con la actual situación del país y con el desempeño del gobierno. La mayoría de las personas ve con pesimismo la situación económica y piensa que los programas económicos o "paquetes" iniciados el año anterior sólo contribuirán a deteriorar aún más las condiciones de vida. En lo político, sólo 1 de cada 10 salvadoreños considera que se esté dando en el país un proceso de democratización o que el gobierno está teniendo una buena actuación. Incluso 4 de cada 10 salvadoreños piensan que el presidente Duarte debería renunciar. Sin embargo, de cara a las elecciones presidenciales de 1989, los salvadoreños no muestran ninguna preferencia clara. Frente a la imagen que la propaganda suele pintar, la voz del pueblo salvadoreño pone de manifiesto una vivencia muy negativa respecto a la marcha de los acontecimientos y la conducción política del país.
