En el contexto de las tradiciones kunas, el autor recuerda la importancia de la utopía para la vida humana e invita a descubrir, crear y reinventar el papel germinal del intelectual, del político y del creador en una sociedad terminal y prosaica. Se trata de luchar por el pan y la belleza. De bregar por la integralidad que hace que aquí y ahora, descubramos nuestros desafíos duros y tenaces, en realidades astilladas, que nos piden participar creando propuestas simbólicas, pero también interviniendo de mil maneras imaginativas. Explorando estos caminos es posible encontrar cómo llegar a un proyecto propio, humano y libre.
