En la filosofía griega se delinean dos concepciones opuestas de la relación entre metafísica y libertad: una según la cual el universo ha tenido origen gracias a un principio inteligente a través de un acto de voluntad, el cual implica la libertad del principio metafísico, es decir, la libertad divina, y otra según la cual el universo procede necesariamente de un principio impersonal, la cual por tanto excluye la libertad divina.