Esta 1.ª Asamblea Eclesial no es un evento más. Es un paso nuevo de un rico proceso sinodal en América Latina y el Caribe, que dio a nuestra Iglesia una palabra y un rostro propio. Su singularidad está en que, además de ser un evento no solo de obispos, busca reavivar Aparecida. Aparecida es, básicamente, una Conferencia que se propuso dar un nuevo impulso a la renovación del Concilio Vaticano II, según la ‘recepción creativa’ de sus ejes fundamentales en torno a Medellín, Puebla y Santo Domingo. En Aparecida también está la base de la Evangelii gaudium del Papa Francisco, de la misma forma que el Sínodo de la Amazonía ha inspirado el perfil del Sínodo universal sobre la sinodalidad de la Iglesia, ya en curso, a partir de las Iglesias locales. (Este artículo corresponde a la segunda reflexión realizada en la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, el martes 23 de noviembre de 2021)
