El sindicalismo revolucionario ha logrado un impresionante crecimiento cuantitativo y cualitativo en los últimos meses. Pero, pese a ello, las condiciones de lucha en el medio obrero se hacen cada día más difíciles. En un período como el actual, caracterizado por el endurecimiento político del capital y del gobierno, por un proceso inflacionario casi galopante y por una significativa fuga de capitales, la respuesta patronal a la lucha impulsada por las organizaciones populares ha comenzado a adoptar la forma del cierre de empresas con sustancial perjuicio inmediato para amplios grupos de trabajadores. En espacio de mes y medio cuatro fábricas dieron por terminadas sus operaciones industriales en El Salvador como respuesta a las presiones sindicales. En ese mismo lapso de tiempo otros 19 sindicatos impulsaron huelgas de hecho con ocupación de las fábricas y detención de rehenes en la mayor parte de los casos. Los autores presentan y analizan en este breve ensayo los antecedentes, los hechos y los condicionantes de estos agudos conflictos obrero-patronales, desenmascarando las versiones e interpretaciones de la propaganda reaccionaria y proporcionando elementos para la autocrítica y la maduración del sindicalismo revolucionario en El Salvador.
