Poner en marcha un sistema de cuidado en el aula implica establecer redes de atención entre los alumnos, creando así un clima de seguridad y desterrando la violencia. Acercarse a los sentimientos de los demás y a los propios abre el camino hacia la empatía. A través de una serie de actividades sistematizadas, el alumnado puede realizar una valorización personal de los beneficios que obtiene el cuidador y el que es cuidado.