Otorgar recursos ha implicado a lo largo de los años una relación unidireccional. Se ha confundido con gasto, caridad, donación y filantropía, desaprovechando uno de sus más importantes impactos: empleo, riqueza, desarrollo y bienestar. Por ello, en la actualidad, varias entidades ya han empezado a reconocer estos aportes como una inversión social, una estrategia de rentabilidad y sostenibilidad, que en el mundo está moviendo miles de millones de dólares.