El instituto es el lugar en el que se entrecruzan profesores, alumnos y el currículo dictado e interpretado, y en él se ponen de manifiesto los relatos inherentes a la formación de los escolares. Para el joven profesor debería ser un espacio estructurador, de forma que su prácticum no represente un divorcio con la formación teórica. Su reflexión sobre la práctica es similar a la que se produce en otras profesiones.