El objetivo de este artículo es exponer la manera en la cual la exclusión y la discriminación por motivos raciales persisten en sociedades que se asumen como democráticas e incluyentes. Para el efecto, se retoma el caso mexicano en dos momentos de su historia reciente: la posrevolución y el periodo de 1988 al 2000. Se demuestra que ciertas prácticas cosméticas funcionan como dispositivos corporales que materializan a los sujetos, produciendo híbridos corporales que constituyen subjetividades e identidades características de las sociedades posnacionales.