Dos maestras y dos maestros describen cómo se sentían cuando se plantaron por primera vez delante de un grupo de niños y niñas para empezar su camino docente. Coinciden en recordar dudas, temor y no hacerlo bien y un cierto nerviosismo, pero también la ayuda de sus compañeros y, sobre todo, la complicidad de los propios alumnos y alumnas.