El proyecto INCLUD-ED ha identificado actuaciones de éxito que mejoran el aprendizaje y la cohesión social, basadas en la agrupación heterogénea del alumnado y la participación de las familias y la comunidad educativa. A diferencia de las buenas prácticas, son universales y transferibles a diferentes contextos geográficos, niveles educativos y entornos socioeconómicos y culturales.