El otro día, en una conversación informal, un maestro me preguntó: si tú fueras consejero de Educación, ¿qué harías? En concreto: ¿cuáles serían las tres medidas que tomarías durante los primeros cien días o incluso más allá? Le miré con aire dubitativo e improvisé una respuesta que, con el paso del tiempo, me ha ido dando vueltas en la cabeza.