La educación propia es una constante en la vida diaria, se origina en la familia, se desarrolla en todos espacios de relación entre los diferentes miembros, se vivencia en el trabajo (la huerta tul), los encuentros alrededor del fogón donde la tradición oral y la lengua juega un papel importante para la transmisión y recepción de cultura. La familia es el principal referente de la construcción de la identidad cultural y por tanto la permanencia de los pueblos.