En el siglo once, los papas llamados sajones Gregorio VI (1045-1046), Clemente II (1046-1047), Dámaso II (1048), León IX (1049-1054), Victor II (1055-1057) y Esteban X (1057-1058) estuvieron bajo la influencia y el poder de los emperadores alemanes del Sacro Romano Imperio. Sin embargo, la lucha por la libertad de la Iglesia ya había comenzado y llegó a su culminación en los pontificiados de los papas Nicolás II (1059-1061) y Gregorio VII (1073-1085) en su oposición al rey Enrique IV. Este último fue obligado por los nobles alemanes a hacer la paz con el Papa y se presentó ante él en Canosa en enero de 1077. Descalzo en la nieve y vestido de penitente, el emperador pidió perdon al Papa.