Se define como un tiempo de felicidad previo al jucio final, en el que Jesucristo reinará junto con los mártires en la Nueva Jerusalen durante mil años. Basado en Apocalipsis XX, se interpreta como una intervención directa de Dios acompañada de fenómenos telúricos y catástrofes jamás vistas que preceden ese tiempo de paz a la manera del paraíso original.