El control de la legalidad formal del ordenamiento escolar y la orientación técnico-pedagógica del Magisterio, han sido ?tradicionalmente? las directrices funcionales más notorias asignadas a la Inspección de Enseñanza Primaria. Su labor, queda enmarcada en una incómoda situación intermedia entre lo político y lo técnico, entre la administración y el docente, en definitiva, entre las exigencias del poder establecido y los requerimientos de la ciencia pedagógica.