Se ha constatado que los programas de educación de corte económico no han dado resultados esperados en América Latina. Se postuló que la escolarización contriburía a erradicar la pobreza. No se ha tenido en cuenta que la cultura de los marginados puede rebajar la eficiencia de los programas de educación y actuar contra las expectativas generadas. Siguiendo esta línea, exponemos algunas consideraciones sobre la dimensión psicológica de la cultura: las creencias, los valores y la vision del mundo que conllevan. Ello repercute en cómo las familias consideran la escolarización y qué beneficios esperan de ella. Ante el problema endémico de la deserción escolar adolescente, buscamos una explicación en las representaciones que tienen acerca de la escuela y sus motivaciones para aprender allí. Como conclusión, la planificación de programas educativos para grupos desfavorecidos ha de adecuarse a las características de su universo cultural para conseguir los efectos que se pretenden.