La voz de los estudiantes es refrescante en medio de un mundo que tristemente se va acomodando cada vez más a las opiniones y a los consensos que evitan la crítica y el rigor académico. Los estudiantes conectan el presente con el futuro y le abren caminos arriesgados y osados a lo que nuestra generación no fue capaz o no quiso realizar. Tienen argumentos para ello y si no los tienen, los buscan hasta encontrarlos. Ellos aún tienen el tiempo que a otros ya nos hace falta.