La escuela y la ciudad de hoy emergen como escenarios de intercambio social y de disputa política. La velocidad, la diversidad, la pluralidad del mundo contemporáneo transforman nuestra forma de percibir el tiempo y el espacio. Este marco de variación interroga los modos de construcción de las políticas educativas que en las grandes ciudades alcanza polisemias novedosas. En este artículo encontrarán una lectura minuciosa de este proceso en la ciudad de Bogotá, lugar de experimentación de algunas decisiones en torno a la ciudad que educa y forma, circunstancia que parece confirma la idea de que los límites del adentro y del afuera de la escuela son cada vez más porosos.