Las escuelas de Hadera y Kfar-Saba, en Israel, son un buen ejemplo de lo que se ha llamado "educación democrática". Los alumnos participan plenamente en la gestión del centro como escolares y ciudadanos activos. El continuo ejercicio de elección y decisión contribuye a desarrollar su sentido de la responsabilidad y la conciencia de su singularidad.