Los profundos cambios experimentados por la familia europea, a consecuencia de la emancipación de la mujer, y los últimos descubrimientos científicos están transformando totalmente la imagen y el papel de la infancia en nuestras sociedades. Desde su nacimiento, y de manera innata, los niños son seres sociales competentes, capaces de enseñarnos lo que necesitamos aprender. La responsabilidad de las personas adultas y un diálogo personal basado en la igualdad son las claves de esta nueva forma de relación.