Los niños necesitan la aprobación de los adultos y para conseguirla aprenden a ocultar sus pensamientos infantiles. Así, paradójicamente, en el siglo de la infancia, ésta se ha vuelto más transparente e invisible que nunca. Desde 1968, los dibujos de Frato dan la palabra a los niños, para que manifiesten sus ideas escondidas, censuradas. Este artículo ofrece algunas claves para comprenderlos.